Preámbulo de las instrucciones para abrazar a mis
hijos.
Un abrazo es un rozar muy leve de dos cuerpos que
intentan abarcarse el uno al otro. Si al suceder el abrazo ambos cuerpos
experimentaran que su peso desciende rápidamente, la fusión se ha logrado.
Si usted está pensando, o al menos imaginando, abrazar
a mis hijos, debe tener en cuenta algunas cuestiones.
Ante todo, pásese alcohol en gel en todas las zonas de
su cuerpo que llegaran a acercarse a ellos , porque no se han pescado ningún
virus y quiero, y necesito, que continúen así de sanos.
Si hoy tuvo un mal día DEBE abrazarlos, pero tenga la
precaución de no contagiarle ese virus.
Ajuste sutilmente su mirada para poder observar-y
observarse-lo que sucede en sí mismo y en todo su alrededor. Quizás sienta una lluvia repentina o un rayo de sol lo
atraviese de pies a cabeza. No se asuste.
No venga con un plan. Ellos son niños y no entienden
las estrategias del sentir.
Bajo ningún punto de vista intente “caerles bien”. Eso
nunca funciona.
Y por último, si siente cosquillas en los pies, como
si estuviera pisando el mar por primera vez después de un año, zapatee sin
pudor y déjese llevar: usted ha llegado a destino.
Instrucciones para abrazar a
S.
Si bien abrazar a alguien
puede resultar una tarea sencilla a simple vista, abrazarla a ella,
aparentemente, también lo es.
Acérquese suave o fuertemente,
ella lo recibirá de la misma manera que usted la aborde.
Quizás sienta que luego de
estrecharse mutuamente, ella le acariciará levemente la espalda. Eso lo hará
sentirse de manera especial, hasta muy querido e incluso, único. Pues no se
alegre tanto: se lo hace a todos por igual.
Tómese unos segundos para
intentar descifrar qué le está transmitiendo ella a usted: si no lo descubre no
se preocupe, tampoco es el único.
Quisiera que entienda que
ella, como todo en su vida, intentará por todos los medios que sea usted el
complacido, el que se sienta querido, especial y comprendido.
Si pasados todos estos pasos
aún no descubre lo que ella necesita, lo que quiere transmitir y encima, se
muere de bronca, siga de largo: es mucho más complicado que un roce.
Instrucciones para abrazar a
C.
Para abrazar a C. no hay
que hacer prácticamente nada. En cuanto él vea su intención de abrazarlo,
solito correrá a su encuentro y se le prenderá como un koala cachorro.
Tenga presente que él abraza
con fuerza, por lo tanto deberá ser usted capaz de soportar hasta el crujir de
sus huesos.
Sostenga el abrazo hasta que
él lo de por finalizado, nunca se sabe cuánto lo necesita.
Inmediatamente después buscará
su mirada y la expresión de su cara. Tenga a bien sonreírle de manera amigable,
recuerde que es un niño herido.
Emita firmemente algún saludo
cordial acompañado de una sonrisa, si es posible.
Repita su intención de
abrazarlo otra vez, comprobará que ahora no es tan brusco. Palmee suavemente su
espalda mientras sus brazos estén entrelazados.
Una vez finalizado vuelva a buscar
la expresión de su cara y correspóndasela.
Luego, preste mucha atención a
su mirada y podrá leer claramente: no me falles, no otra vez.
Instrucciones para abrazar a A.
Ardua tarea!
Imagínese un colibrí
saboreando un capullo. Vio qué medidos son sus movimientos? Vio cómo estudia
los distintos ángulos hasta encontrar el preciso? Esa es A. No lo aceptará al
primer intento.
Entonces, no haga nada para
conquistarla, no le hable como si fuera una niñita tonta, no la halague.
Simplemente sea lo más genuino que pueda.
Ella estudiará cada uno de sus
gestos, analizará cada una de sus frases, observará todos sus movimientos y
quizás, en poco tiempo, esté dispuesta a abrazar.
Llegado ese momento, descienda
usted a su altura, mire sus ojos hasta encontrar su miedo y extienda sus
brazos.
Cuando el abrazo se produzca,
note que usted rodea todo su cuerpo mientras que ella apenas llega a sus
omóplatos.
Recuerda a ese colibrí que
después de tantear el terreno se entrega al manjar?
Allí la tiene: disfrútela.