Una tarde, durante la vinculación, estábamos
los cuatro charlando y uno le dijo al otro: qué largas tenés las uñas!!! Y se
empezaron a mirar las uñas y a mirármelas a mí. Cuando les pregunté quién les
cortaba las uñas, las respuestas fueron:
_Yo me las corto sola_.
_A mí me las corta ella (su hermana de 8)_.
_Yo me las como_.
Seguimos charlando más o menos de lo mismo y
les explico que cuando vivieran conmigo yo se las iba a cortar y que, además,
les iba a enseñar a cortárselas. Ahí me tomó la mano, me la apretó fuerte y me
dijo: _Gracias, Ana! Gracias por todo, pero por todo!_.
Pasaron casi dos años desde esa tarde.
Hoy salí a hacer trámites y prometí volver
con las uñas de colores para las nenas, que querían desde el día del niño. Y no
sabía qué comprarle a él, que dicho sea de paso, también se pone a veces uñas
postizas para jugar. Y aquí está: un alicate con una carita feliz, sólo para
él.
En medio de este encierro, con la total paz y
alegría que se respira en esta casa las 24horas, apareció un sueño muy feo,
desesperante, con gritos, llantos… NO NOS SEPAREN, POR FAVOR, NO NOS
SEPAREN!!!!
Ya tranquilos todos-yo también- hablamos.
Estamos todos convencidos de que ya nadie nos puede separar, pero de todas
maneras, el miedo vuelve.
“La jueza decía que vos no podías ser nuestra
mamá porque una mujer sola con tres nenes no puede, tiene que haber un papá.
Venía la jueza con la policía, vos te quedabas sola y a nosotros nos llevaban a
cada uno a un hogar distinto”. Intentando derribar eso les digo que la jueza me
eligió sabiendo que no iban a tener papá, ahora no podría ser esa una razón para separarnos.
“_Es que vos estás haciendo las cosas mal,
mamá. Nos dejás jugar con la tablet, nos das comidas ricas, ropa y hasta una cama. Además ella se enteraba
que hacía meses no nos mandabas a la escuela_.”
Y aquí estoy yo contenta, los veo crecer para arriba y por adentro.
Viviendo una etapa en la que todos recordaremos con tristeza por todo lo que
perdimos o, al menos suspendimos por un tiempo indeterminado. Pero sigo
pensando que nuestros chicos siguen sintiendo que no son merecedores de sus
derechos… si “hasta una cama” tienen.
A los pocos días de conocerlos, la chiquita
me dijo que se imaginaba su casa con una cama muy grande donde entremos todos
juntos, con almohadas cómodas y frazadas calentitas. Casualmente por estos días
prefirieron juntar dos colchones en el piso y dormir los tres ahí. Juntos,
abrazados, calentitos y sobre todo seguros. Seguros ante esta noche que no
parece terminar más.
Parece un torbellino de pensamientos entre
fantásticos y reales, se enoja y disfruta al mismo tiempo, pasa del llanto a la
risa en cuestión de segundos… así. Así agradece el “todo”, y así también teme
que todo…sea demasiado.
Hermoso! Te quiero mucho y a los cuatro les debo seguir resucitando cada dia
ResponderEliminarHaberme reencontrado con la alegria genuina y tantas...tantas cosas
Gracias abuela! Te queremos y extrañamos mucho!
EliminarLos amo ...a los 4 y sin haberlos visto nunca en vivo...❤
ResponderEliminarLos amooo! Gracias por enseñarnos tanto ❤
ResponderEliminarHermosísimo! A este doloroso momento también podemos agradecerle cosas.
ResponderEliminar