Elegí esta
imagen para ilustrar el relato y me resonó una pregunta de mi peke menor que me
hizo estallar de risa: MAMI, CUÁNTAS DERECHAS HAY?
Cuando comencé a escribir este
blog tenía la idea de relatar paso a paso cómo era adoptar en Argentina.
Por un lado, cambió la ley en
medio de mi inscripción. Por otro, llegó la digitalización a este trámite
también, y hoy en día no tengo mucha idea de cómo se inicia el trámite.
Por estos días estoy
concurriendo a un grupo de adopción donde concurren pretensos adoptantes y
familias por adopción. Hay desde personas que están pensando en iniciar la
inscripción hasta familias por adopción ya conformadas legalmente.
Ahí estoy conociendo distintas
historias y todas, todas, todas son totalmente distintas. Desde el mismo
momento de inscripción, las entrevistas en los distintos juzgados, las
vinculaciones. Aquí vale la pena detenerse. Algunas vinculaciones son “monitoreadas”
y acompañadas por equipo técnico del juzgado; otras por el servicio local de la
ciudad donde pertenecen los niños y otras, como en mi caso, por los operadores
de la institución donde se encuentran los niños.
Datos que me llaman la
atención: la mayoría de los niños ha pasado por una vinculación fallida; sólo
en un caso los niños estuvieron al cuidado de una familia de abrigo, todos los
demás, institucionalizados.
De más está decir que me
resulta muy valioso todo lo que voy conociendo allí, y salgo con ese gustito amargo de no haber conocido el grupo antes, en otra época, en la que
simplemente esperaba. O mejor aún, cuando iba de entrevista en entrevista, de
juzgado en juzgado. Me di cuenta también que tuve mucha “suerte”, ya que fui
convocadas tantas veces que perdí la cuenta.
Pero lo paradójico del caso es
que aquí no puedo contar todo lo que estoy pasando para poder “adoptar”.
Por un lado, recibo ayuda y
orientación de distintas personas que están en el tema, y eso me alienta. Pero
por otro, nadie puede entender cómo puede ser que esté (estemos) pasando todo
lo que estoy (estamos) pasando.
Por algún lado puse que quizás
en unos años pueda describir fehacientemente cómo fue adoptar, hoy ya sé que
no, que no lo voy a poder hacer nunca. Si fuera por mí, no sólo lo escribiría
aquí: iría hasta a los medios para que se supiera con qué tipo de personajes
trabaja la justicia. Pero en el medio están ellos, tan pequeños y tan frágiles,
olfateando que todo esto está complicado y no entendiendo por qué.
Como si presintieran algo,
dentro de su casi felicidad, estamos volviendo atrás en muchos logros
obtenidos. Lo tomo como esos tres pasitos que hay que retroceder para avanzar
con más impulso.
Ahora ya puedo irme a dormir.
Ya pasaron dos horas desde que ellos se durmieron y, si me quedo despierta es
porque ya aprendí que son las primeras dos horas de sueño, las que traen la
angustia y los miedos.
Con ellos a cuestas (los
miedos), duermo cada noche y me despierto cada mañana. Y así ando…viviendo.
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