jueves, 2 de junio de 2022

ANA, mi boleto capicúa.


 

Parte 1

 

Son tres personalidades muy distintas y bien definidas, sin embargo todo lo piensan de a tres. Funcionan como un equipo en casi todo.

Se acerca el día de la audiencia final, donde tendrán que decirle a la jueza cómo quieren que sea su nueva identidad.

Una quiere conservar sus dos nombres y tener el apellido adoptivo, “porque no quiero tener nada que ver con lo anterior”. Otra quiere conservar sus dos nombres y tener los dos apellidos, “porque los dos forman parte de mi historia”, y él quiere sacarse el primer nombre que no usa y tener los dos apellidos, “porque quiero ser bien diferente a mi papá”.

Tardé en decirles que se acercaba el día, pero parecía que lo intuían. Volvieron a aparecer los sueños feos y tristes. Pueden recordar vivencias que tuvieron aquí, en su nuevo lugarcito en el mundo. Pero sobre todo, la peke empezó a escribir por todos lados, con todo tipo de letras y con diferentes lapiceras, los nombres que tendrán muy pronto.

Cuando les dije que ya llegó el día de la última audiencia y les expliqué todos los pasos posteriores, se entusiasmaron mucho en tener que hacer de nuevo el DNI. Las nenas ya tienen planeada qué ropa se van a poner para salir lindas en la foto y lo más atractivo: firmar en ese aparato que parece de tarjeta de crédito.

Él está preocupado porque tiene que inventar una firma que se acuerde cuando tenga que firmar contratos. La mayor ya tiene su firma, y la menor sabe que va a escribirlo en cursiva y bien simple.

Y yo, yo no puedo estar más feliz. Se terminan también mis pesadillas en donde los perdía por la calle como quien pierde un boleto capicúa guardado desde siempre.

 

Parte 2 (cinco días después),


 

La pesadilla de la semana: teníamos que firmar miles de millones de papeles y si no los firmábamos volvíamos al hogar.

Hoy amaneció con nosotros un pichoncito perdido. Mi muchachito fue el primero que lo vio en la cocina, escondido detrás de un mueble. _Lo vi volar bajito, mami_.

Mientras desayunábamos se apuró a tomar su té para hacer todos los papeles de la adopción. En una libretita celeste anotó a Pepe Mi Apellido Juárez como su hijo siendo las hermanas sus tías, yo su abuela y mi madre su bisabuela. Un pajarito con bisabuela! Teníamos que firmar todos, pero ya se nos hacía tarde, así que lo dejamos para después.

Llegamos al juzgado muy ansiosos, pero él lo único que quería era volver a casa para ver si Pepe había decidido quedarse con nosotros.

Hablaron un rato largo con la jueza y por supuesto, él le contó todo acerca de nuestro nuevo integrante. Nos fuimos, entre saltos y más saltos, a almorzar fuerte y a jugar un rato en la plaza (mi niña mayor, ya no juega. Los empuja en la hamaca nada más).

Ahora sólo queda esperar que la jueza dicte la sentencia dentro de los próximos días. Luego quedan algunos trámites más y ya estaría terminado todo el proceso. Y Pepe decidió llamarse sólo Juárez y volar alto esta vez…

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